James Bond prosigue la persecución a la misteriosa agencia que se las hizo pasar canutas a lo largo de Casino Royale, intentando de paso vengar a Vesper, la contable que murió tratando de protegerlo, previa traición descarada. Tenemos un batiburrillo de conspiraciones internacionales, más caóticas que interesantes, y unas localizaciones lamentables. Que la mayor parte de la historia se desarrolle en el desierto boliviano me parece simplemente una broma de mal gusto.
Lo que más me repugna de la película es el doblaje al español, poniendo acentos mierderos que lo único que hacen es enfadarme más. El villano, aparte de lamentable, es que da hasta pena. Parece enfermo y desnutrido. Los muchos y graves errores en esta película están algo maquillados por las escenas de acción, que cada vez son más espectaculares. La primera media hora es pura adrenalina, pero luego la emoción se disuelve como un azucarillo.
Una película tan inútil como el tercer pezón de Scaramanga, pero le daremos una licencia para matar por el hecho de que Craig se esfuerza en tirar solo del carro manteniendo el nivel del personaje, y por haber atado algún cabo suelto anterior. Por lo demás, una película digna de olvidar. Si Casino Royale era la mejor hasta la fecha, esta sin duda está entre el top 3 de la mierda en la saga Bond.
VALORACIÓN 007: Licencia para matar
No hay comentarios:
Publicar un comentario