Estreno de Timothy Dalton como el nuevo James Bond. Según los entendidos, este agente 007 se acerca más a lo imaginado por Ian Fleming en sus novelas. Como yo no he tenido el gusto de leerme ninguna novela, lo juzgaré solo desde el punto de vista cinematográfico. Y desde ese ángulo, tengo que decir que es correcto. Ni más, ni menos.
Un alto cargo militar ruso finge que se cambia de bando para desinformar a la inteligencia británica. sus verdaderos planes se centran en el tráfico de armas y droga. James Bond tendrá que desenmascararlo, viajando a Austria, Túnez y Afganistán.
Este Bond es el más serio de los cuatro vistos hasta ahora. Puestos a compararlo con alguien, podría decirse que las dos películas de Timothy Dalton son un amago de lo que veremos en el reinicio de la franquicia con Daniel Craig (y ya explicaremos el porqué lo considero un reinicio y no una continuación a partir de Skyfall). La ausencia de humor se nota, pero tampoco hay fallos garrafales. Lo dicho, todo correcto, sin más.
Nos quedamos con una licencia para matar, porque es una película un tanto fría en la mayor parte del metraje. Hay partes más salvables que otras, pero la principal pega que le encuentro es que parece una correctísima película de espía, sí, pero no parece James Bond. Al menos no al Bond cinematográfico al que nos tenían acostumbrados después de 14 películas.
VALORACIÓN 007: Licenca para matar
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