martes, 2 de octubre de 2012

Desde Rusia con amor (Bond 2)



Para que conste en acta, solo por el hecho de que es la segunda película Bond del ciclo, y teniendo en cuenta lo antigua que es, no la voy a calificar como basura. Pero es mala como un dolor. Que sí, que le dan mucha importancia al conficto ruso porque era lo propio de esos tiempos. Y sí, hay misiones en paises lejanos, chicas medio en bolas y malos malosos. Pero aburre muchísimo, y eso es algo que yo a una película no le puedo perdonar.


James Bond es enviado a Turquía con la misión de traer de vuelta una máquina descifradora de códigos rusos junto con una analista soviética que aparentemente ha decidido pasarse al bando británico, porque se ha enamorado de una foto de archivo de Bond. Todo el mundo tiene claro que es una trampa, pero no por ello van a dejar pasar una oportunidad como esta de descifrar los códigos rusos. Lo que James Bond no sabe es que la misteriosa organización SPECTRA anda detrás de todo este asunto, ya que busca el caos y de paso, vengar la muerte de su antiguo agente el Dr. No.


A priori el argumento parece una pasada. Pero no, algún listo decidió liarlo todo con que si este espía nos sigue pero lo sabemos pero este otro no; pero yo soy bueno y tu malo, ay no que me he equivocado que es al contrario; que soy rusa pero buena, que soy rusa pero mala, que pin que pan y que toma lacasitos. Yo me he perdido más de una vez durante la película, tanto al verla de primeras como al hacer un revisionado para escribir esta entrada. Y eso, amigos míos, no mola nada.


No hay un rival pintoresco de esos que tanto me gustan en las películas Bond, con lo cual aparte de aburrida, decepciona mucho. La chica Bond es una triste mojigata que da más pena que otra cosa. Y en fin, para lo que podría haber dado esta película de sí, se queda en un producto regulero que no es malo, pero en comparación con otras pelis Bond.... sale perdiendo. Sinceramente, no sé como hay gente por ahí suelta diciendo que es todo un peliculón. Se puede salvar un poco por la música, por el hecho de que siga siendo Sean Connery James Bond y poco más. Mención aparte para la escena del campamento gitano, que de cutre que es, se convierte en la bazofia que se te queda en el recuerdo.




VALORACIÓN 007: Tercer pezón

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