Y después de una de cal, una de mierda. Si "Truco o Trato" era una película coherente consigo misma y con un argumento sólido (todo lo sólido que puede ser una película de terror fantástico, claro está), en "No temas a la oscuridad" nos encontramos un churro patatero con aires de grandeza, que por mucho que Guillermo del Toro ande detrás del proyecto, no es más que una mierda pinchada en un palo. Vamos a destripar la película entera porque sí, para echarnos unas risas, así que quien tenga ganas de verla ya puede ir cambiando de entrada, o de blog, porque se os van a quitar las ganas. Con motivo de esto, voy a estrenar la sección "Película destripada". Pero tened por seguro que ahí se desvela todo el argumento pero por una buena razón: reírnos un rato.
La historia gira en torno a Sally, una niña un poco tímida y retraída que se va a vivir a una mansión con su padre y la nueva novia de este (la pánfila de Katie Holmes, a quien soy incapaz de tomarme en serio en ningún papel). Una vez allí, empieza a escuchar extraños ruidos y a ver a unos pequeños seres que le dicen cosas. Todo muy normal, vaya. ¿Quién no ha ido a una casa de campo y se ha puesto a mantener conversaciones con las ratas? Pero a partir de aquí, Sally se dará cuenta de que sus nuevos amiguitos son, contra todo pronóstico, mala gente y se dedican a hacer cabronadas y echarle la culpa a la pobre niña, a la que todo el mundo toma por loca (y con razón). Y es ahí donde empieza el "terror".
Que el personaje sea estúpido, no quita mérito a la actriz que interpreta a Sally. La chiquilla lo hace muy muy bien. Se llama Bailee Madison y yo ya la había visto en "Sígueme el rollo", una de las mil y una comedias de Adam Sandler, o en la serie "Érase una vez" haciendo de una joven Blancanieves. Seguro que da que hablar en el futuro, así que apuntaos el nombre por ahí. Pero volviendo al tema de porqué Sally es imbécil, simplemente un dato. Se hace amiga de esto:
Después de sus buenos tres cuartos de hora dedicados a decir que la niña está loca, que eso son fantasías, que no puede ser, y que dale con que la abuela fuma, al final toman en serio a Sally, tratan de vencer a los monstruitos que resultan ser unos ratoncitos Pérez mutantes, ya que se alimentan de dientes de niños a los que secuestran. en vez de ser una de esas películas en las que acaban destruyendo a los monigotes asesinos, esta vez deciden salir por patas. La mala suerte es que al irse, los bichejos acaban agarrando a nuestra querida Katie Holmes por las piernas, se las parten con un ruidoso crack, y se cuela por la chimenea en la que viven los monstruitos. ¿Qué pasa entonces? Que la tipa se convierte en uno de ellos, y así termina la película. Acojonante, ¿verdad? Pues no, para nada. A mí que me expliquen como una tiparraca de mas de metro ochenta se puede convertir en un superratón fotosensible. Ni por mucha imaginación que le eche me puedo hacer una idea. Pero más me cuesta creer que semejante mojón se proyectara en cines y que el plus me la colara como un gran estreno.
VALORACIÓN: Basura, faltaría más
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