En su momento escuché críticas bastante aceptables sobre esta película y, tonto de mí, me las creí. Me senté en el sofá con toda mi ilusión por verla y me encontré no con una película de miedo, de esas que realmente espero que me acojonen como si estuviera en una búsqueda del santo grial del terror, sino con una clásica peli-repullos. Las peli-repullos son aquellas películas en las que la baza que utilizan para asustar, o más bien sobresaltar, al personal es poner los diálogos al mínimo volumen y cada vez que sale algo raro, subirlo hasta límites de decibelios imposibles para el oído humano. Eso es caer bajo.
Una pareja joven va a vivir a una casa, en la que uno de sus hijos sufre un accidente y queda en coma. Pero la realidad es que el chico está atrapado en un mundo extraño acechado por demonios que quieren poseer su cuerpo. Bonito, ¿verdad?
Al principio parecía una película buena, con su trama psicológica, sus sutilezas y demás. Pero luego nos empezamos a flipar con un Darth Maul con patas de cabra y la cosa se viene abajo. Y el final estaba cantado como a la media hora de película, lo cual no ayuda mucho.
A mí me pesa más lo malo que lo bueno con las películas de terror, así que le vamos a dar un aprobadillo por los pelos y a otra cosa.
VALORACIÓN: Aceptable
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