martes, 25 de marzo de 2014

The act of killing


Desde que acabaron los Oscars 2014 tenía deberes pendientes. En realidad los tenía de antes pero es que soy muy perezoso. Pero el hecho de que ninguna de las dos cintas que llamaron mi atención desde el momento en que me enteré de su existencia no ganaran el galardón fue el empujón que necesitaba para decidirme a verlas de una vez por todas. Hablo de "The act of killing", y "La caza". De la película que protagoniza Mads Mikkelsen hablaremos otro día, pero de ese documental brutalmente superior al resto que es "The act of killing" no puedo más que recomendar que lo veáis sin falta.


Y es que lo que nos cuenta este documental es una revisión del exterminio de comunistas en Indonesia, pero desde el punto de vista de los asesinos vencedores. Lo cachondo es que se les engaña para hacerles creer que van a rodar una gran película que narre su victoria sobre los comunistas, pero lo que en realidad se está documentando son sus reacciones a los recuerdos de su propia crueldad.


 
Es asombroso ver como Anwar Congo, uno de los máximos responsables de la matanza, pasa del más absoluto desprecio por la vida al comienzo del documental, a unos remordimientos que sencillamente le hacen vomitar al final. Si se compara la primera escena en la que aparece con la última, es prueba más que suficiente para darnos cuenta de la grandeza de lo que estamos viendo. Y todo ello, con una fotografía alucinante. Lo ridículo, lo surrealista, lo trágico y lo cómico se entremezclan en una atmósfera de cine mafioso asiático de una forma tan borrosa, que uno no sabe si reír o llorar.


 
 Es cierto que las penurias, pesadillas y remordimientos de Congo son el hilo conductor de la trama, pero no puedo dejar de remarcar la existencia de otros protagonistas, como Herman Koto, un gángster gordo metido a actor y que incluso hace escarceos con la política con una campaña corrupta para alcanzar el poder. Sinceramente, a mí me parece un actor cojonudo, incluso cómico, pero luego te pones a pensar en la cantidad de gente que ha tenido que matar y se te revuelve el estómago.

 
 
 
Y también hay que hablar de las Juventudes de Pancasila, un movimiento paramilitar autorizado por el gobierno. Campan a sus anchas, y su líder, Yapto Soerjosoemarno, es tratado como un héroe libertador cuanto menos.

 
Es una injusticia que semejante trabajo no ganase un Oscar, en favor de una movida sobre las coristas de América o algo de eso, que sinceramente ni me voy a molestar en ver. Pero como tengo que ser más consciente de que los Oscars siempre barren para casa (véase el lamentable caso de la cada vez más patética "12 años de esclavitud", que ganó el premio a mejor película sin que prácticamente ninguno de los miembros del jurado la viera). Al menos en el resto del mundo sí se sabe apreciar la calidad. Y ahora, también en el blog.


 

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