El lobo de Wall Street

Ha llegado el momento de darle caña a las reseñas sobre las películas de los Oscars, y creo que lo más apropiado es empezar por la mejor que he visto hasta el momento de las candidatas a prácticamente todo: "El lobo de Wall Street".

Historia basada en las memorias de Jordan Belfort, un multimillonario brocker de Wall Street al que al final sus desmanes le acabaron pasando factura, tanto en el plano judicial como en el de su vida personal. Una historia de la escalada en la piramide social desde el escalafón más bajo hasta la cima, y de la posterior caída. Y por supuesto, unas fiestas descomunales, desproporcionales y desmadradas. Es "El precio del poder" revisionado, cambiando el tráfico de drogas y armas por las acciones de la bolsa, pero con un protagonista tan potente y carismático como el mismísimo Tony Montana.

Nominada a mejor película, mejor director, mejor actor principal, mejor actor secundario y mejor guión adaptado, puedo decir que es firme candidata a ganar prácticamente todos los premios importantes. Y con razón. Cuando una película de tres horas se te pasa como si durase una, cuando un solo actor lleva todo el peso de la trama se merece ganar el Oscar, cuando Jonah Hill se atraganta con una loncha de jamón york... bueno, tal vez eso no merezca el Oscar, pero demonios, no me importaría lo más mínimo que se lo dieran. No es de las que más nominaciones tiene (5 frente a las 10 de "La gran estafa americana" o "Gravity") pero lo importante no es cantidad si no calidad. De poco sirve aspirar a todo y no ganar nada, o conformarse con la mediocridad de Oscars técnicos. "El lobo de Wall Street" puede y DEBE arrasar en los Oscars. Y como me gusta mojarme pongo por escrito que los Oscars de mejor película y, especialmente, mejor actor principal, deben ser suyos.