Por alguna extraña razón, yo siempre había relacionado a Bud Spencer y A Terence Hill con el cine del oeste cuando era pequeño. Probablemente fuera por la ingente cantidad de veces que repetían "Le llamaban Trinidad" o la película que ahora nos ocupa, "Y en nochebuena... se armó el belén". El caso es que salvo contadas excepciones como las citadas, estos dos actores no se dedicaron en demasía al western. No obstante, dejaron grandes clásicos, que si bien son parodias sobre el género más que otra cosa, son bastante disfrutables.
La historia narra el problema que supone para un hombre llamado Travis (Terence Hill) llevar de vuelta a casa por Navidad a su hermano Moses (Bud Spencer) por encargo de la madre de ambos. El problema reside en que Moses es un cazarrecompensas, y no tiene ningún interés en hacer que se cumpla el anuncio del turrón estas fiestas, ya que anda tras un peligroso criminal para cobrar la recompensa que ofrecen por él. Es por eso que a Travis no se le ocurre mejor idea que utilizar al criminal como cebo para ir conduciendo a Moses a casa y llegar a tiempo para Navidad.
La película fue rodada en 1994, y se puede apreciar que ninguno de los actores está ya hecho un mozuelo. Pero eso no es impedimento para que sigarnrepartiendo de lo lindo como nos tienen acostumbrados. En la película no faltan los clásicos golpes exageradamente sonoros de las películas de Spencer y Hill, acompañados del siempre buen humor que los rodea. Y como no puede ser de otra manera, no falta la mítica escena comiendo judías, claro está.
Una muy divertida película entretenida de ver y que es uno de los clásicos de estos actores, a pesar de ser una de sus últimas colaboraciones.
"- ¿Pero qué hacen? Las judías no se beben.
- Ellos son capaces de todo."
VALORACIÓN: Aceptable
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