domingo, 12 de agosto de 2012

Ladrones de trenes


"Ladrones de trenes" supone un western tardío, pero no tanto como "El jinete pálido". En la película podemos ver a un clásico John Wayne cabalgando en una de sus últimas apariciones en pantalla. A esas alturas ya tenía diagnosticado el cáncer que terminaría por consumirlo, pero eso no fue obstáculo para continuar con su carrera cinematográfica.


La historia se centra en la búsqueda del botín de un ladrón de trenes, cuya viuda decide contratar a la cuadrilla liderada por Wayne para poder limpiar el buen nombre de su esposo. En un principio surgen las típicas reticencias a llevar una mujer en la expedición, por el peligro que supone, por las incomodidades, y bla bla bla. Pero al ser la viuda la única que conoce el paradero del oro robado, no les queda más remedio que llevársela de excursión por las áridas rutas del desierto hasta llegar a la frontera mexicana. Por supuesto, por el camino encontrarán múltiples peligros, como por ejemplo el hecho de que los sigan los ex-socios del difunto ladrón que también quieren recuperar el botín, un misterioso pistolero cuyas intenciones solo se desvelan al final de la cinta o una mula tozuda cargada de dinamita que transportan todo el viaje y que solo aprovechan en los últimos minutos.


A diferencia de la primera película que vimos al principio de este ciclo, "Ladrones de trenes" sí nos da parte de lo que esperamos recibir cuando vemos una película de este género. La banda sonora es lo que uno espera escuchar mientras ve a unos jinetes sudorosos pasarlas canutas cabalgando hacia el horizonte y eso se agradece. John Wayne hace tanto de borrachín pendenciero como de líder de cabeza fría según le convenga al guión. Guión que bien es cierto que tiene altibajos, pero que nos da una historia que en su conjunto entretiene. No llega a hacerse pesada porque apenas llega a los 90 minutos de duración. Pero sin duda el punto fuerte de la cinta es su final, que deja un regustillo interesante y le da ese punto que la distingue de un western más.


No es una obra maestra, pero cumple con su cometido. Es la típica escena que uno se encontraría un sábado de agosto por la tarde en cualquier canal de televisión de estos que no están entre nuestros preferidos, pero que existen y algo tienen que poner para entretener al personal.

"- ¿A dónde vas?
  - ¿A dónde quieres que vaya? A robar un tren"

VALORACIÓN: Buena 

No hay comentarios:

Publicar un comentario