viernes, 31 de agosto de 2012

Hasta que llegó su hora


Nos encontramos ante uno de los pesos pesados del western, todo un peliculón. Es bastante conocida y se ha ganado por derecho propio este mérito, tanto por su argumento bien llevado por el rey del género, Sergio Leone, como por el siempre eficaz Ennio Morricone a cargo de la banda sonora. Pero no todo el monte es orégano y hay un problema. El excesivo metraje reduce la calidad de la película demasiado, por lo que hay que echarle tiempo y ganas. Eso sí, una vez vista deja un regusto muy agradable.


La historia gira en torno a una serie de misteriosos personajes, a saber: Harmónica, un tipo muy callado siempre acompañado de su instrumento, el cual toca antes de aparecer; Cheyenne, líder de una banda de forajidos que al final no resulta tan mala gente; y Frank, un despiadado asesino. Para hilar la trama entre estos tres individuos, tenemos a la señora McBain. Como el argumento en sí tarda un tiempo en destaparse en la película (y cuando digo un tiempo, me refiero a que hasta el minuto 40 no sabemos ni de qué va la cosa), es preferible no avanzar nada más. Forma parte de la experiencia que nos propone el director el disfrutar de los largos silencios y de estar algo perdidos hasta el final, donde todo encaja a la perfección.


En esta película se da una de las cosas que más odio en el mundo del cine: la invención de un título alternativo al original exclusivamente para España. No sé quien es el lumbreras que empezó con semejante estupidez, pero me duele comprobar que no son casos puntuales. La cinta que nos ocupa se titula "Erase una vez en el oeste" tanto en italiano, como en inglés y en hispano. Pero aquí, para hacernos los graciosos, que mejor que llamarla "Hasta que llegó su hora", y perder parte del encanto del título por el camino.


Uno de los detalles en los que más me he fijado ha sido el contraste que supone los ojos azules de Fonda o verdes de Bronson sobre la mugre que que cubre sus rostros durante la mayor parte del film. Leone es un artista de los planos cortos, y en esta película se termina de consagrar el invento. Incluso el sudor resulta sexy en la protagonista. Rodada en 1968, tras su "Trilogía del Dólar", vemos que los detalles imperfectos de sus anteriores trabajos quedan subsanados y mejorados. Y lo bueno se perfecciona.


Es una película realmente buena, pero el hecho de que dure 168 minutos es un palo muy gordo, que hará desfallecer a más de uno antes de acabar de verla. Yo mismo me llevé un gran chasco cuando me disponía a verla y vi que duraba 2 horazas y 38 minutos. Es más, me planteé ni verla. Pero he de decir que valió la pena. Y había que despedir el ciclo de western con calidad, que aún siendo una película muy larga, es tremendamente disfrutable.


EXTRA: Cuando Morricone está involucrado en una película, es imposible no mencionar su banda sonora. Y esta no iba a ser una excepción. En el primer enlace aparece el tema central, muy relajante para lo duro que resulta el oeste. El segundo es el tema de Chayenne, con un tono más alegre y desenfadado, como el propio personaje. El siguiente es el tema de Harmónica, que probablemente más de uno reconozca (aunque es algo menos conocido que los vistos en la Trilogía del Dólar). Y por último, el tema de Frank. En el duelo final entre él y Harmónica se mezclan sus melodías para crear uno de los momentos más épicos del western.










"- Usted le ha salvado la vida.
  - No he dejado que lo maten, que no es lo mismo."

VALORACIÓN: Buena

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