Hasta aquí ha llegado el ciclo dedicado al western en el mes de agosto desde este humilde blog. Creo que ha quedado patente que servidor no es ningún experto en la materia, pero a pesar de ello espero haber podido introducir en el género a más de uno (entre los cuales yo me incluyo). Como colofón al ciclo, que mejor que echar un vistazo a lo que está por venir relacionado con lo que aquí hemos visto.
Lo que a priori suscita más interés tal vez sea la nueva película de Quentin Tarantino, "Django Desencadenado". Se estrenará en España a primeros de enero de 2013 y, sinceramente, estoy deseando verla. Ya de por sí estaría muerto de ganas de disfrutarla, pero después de haber montado el circo del oeste en este blog, tengo una especial curiosidad por ver los homenajes que aparecen en la película. Ya sabéis que a Tarantino no le tiembla el puso a la hora de utilizar escenarios o melodías directamente extraídas de otras películas.
Ya que estamos terminando un ciclo, hay que abrir nuevas puertas a quien quiera continuar profundizando en el tema. estoy hablando de las series. El western está algo maltratado en la pantalla pequeña, pero me vienen a la mente dos series que tratan el género. La primera es Deadwood, que si mal no recuerdo tuvo una conclusión algo precipitada. No la he visto, pero parece ser que el argumento queda relativamente cerrado en sus pocas temporadas. La otra es "Infierno sobre ruedas", que actualmente emite antena 3... o eso dicen ellos. Fiel a sus costumbres de maltratar algunas de sus series, hace dos semanas desapareció misteriosamente de la noche de los martes, para poder terminar prontito con "Juego de Tronos". No me parece mal, pero tampoco me parece bien. No creo que sea necesario emitir dos episodios seguidos de "Juego de Tronos" cuando ya habían acostumbrado al personal a uno a la semana. Y más si eso significa joderme el ritmo de la serie que estaba viendo detrás. No obstante, espero que vuelva a aparecer en breve. Luego la gente se baja las series de algún sitio en lugar de verlas en directo y lloran...
Y no puedo terminar esta entrada sin recomendar a todo aquel que pueda, que juegue a Red Dead Redemption sin dudarlo. Yo estoy en faena ahora mismo, y la verdad es que resulta difícil comparar sus espectaculares gráficos con algún otro videojuego. De lo mejorcito que hay hoy en día, y al más puro estilo western.
Muchas son las películas que se han quedado en el tintero, como "Valor de Ley2 o "Sin Perdón", pero entended que uno es humano y no me ha dado tiempo a ver todo lo que hubiera querido. No obstante, el western es un género tan importante que es posible que volvamos a él en otra ocasión con un nuevo ciclo. eso sí, durante los calores veraniegos, que es cuando las chicharras más me incitan a ver esta clase de proyecciones.
Nos encontramos ante uno de los pesos pesados del western, todo un peliculón. Es bastante conocida y se ha ganado por derecho propio este mérito, tanto por su argumento bien llevado por el rey del género, Sergio Leone, como por el siempre eficaz Ennio Morricone a cargo de la banda sonora. Pero no todo el monte es orégano y hay un problema. El excesivo metraje reduce la calidad de la película demasiado, por lo que hay que echarle tiempo y ganas. Eso sí, una vez vista deja un regusto muy agradable.
La historia gira en torno a una serie de misteriosos personajes, a saber: Harmónica, un tipo muy callado siempre acompañado de su instrumento, el cual toca antes de aparecer; Cheyenne, líder de una banda de forajidos que al final no resulta tan mala gente; y Frank, un despiadado asesino. Para hilar la trama entre estos tres individuos, tenemos a la señora McBain. Como el argumento en sí tarda un tiempo en destaparse en la película (y cuando digo un tiempo, me refiero a que hasta el minuto 40 no sabemos ni de qué va la cosa), es preferible no avanzar nada más. Forma parte de la experiencia que nos propone el director el disfrutar de los largos silencios y de estar algo perdidos hasta el final, donde todo encaja a la perfección.
En esta película se da una de las cosas que más odio en el mundo del cine: la invención de un título alternativo al original exclusivamente para España. No sé quien es el lumbreras que empezó con semejante estupidez, pero me duele comprobar que no son casos puntuales. La cinta que nos ocupa se titula "Erase una vez en el oeste" tanto en italiano, como en inglés y en hispano. Pero aquí, para hacernos los graciosos, que mejor que llamarla "Hasta que llegó su hora", y perder parte del encanto del título por el camino.
Uno de los detalles en los que más me he fijado ha sido el contraste que supone los ojos azules de Fonda o verdes de Bronson sobre la mugre que que cubre sus rostros durante la mayor parte del film. Leone es un artista de los planos cortos, y en esta película se termina de consagrar el invento. Incluso el sudor resulta sexy en la protagonista. Rodada en 1968, tras su "Trilogía del Dólar", vemos que los detalles imperfectos de sus anteriores trabajos quedan subsanados y mejorados. Y lo bueno se perfecciona.
Es una película realmente buena, pero el hecho de que dure 168 minutos es un palo muy gordo, que hará desfallecer a más de uno antes de acabar de verla. Yo mismo me llevé un gran chasco cuando me disponía a verla y vi que duraba 2 horazas y 38 minutos. Es más, me planteé ni verla. Pero he de decir que valió la pena. Y había que despedir el ciclo de western con calidad, que aún siendo una película muy larga, es tremendamente disfrutable.
EXTRA: Cuando Morricone está involucrado en una película, es imposible no mencionar su banda sonora. Y esta no iba a ser una excepción. En el primer enlace aparece el tema central, muy relajante para lo duro que resulta el oeste. El segundo es el tema de Chayenne, con un tono más alegre y desenfadado, como el propio personaje. El siguiente es el tema de Harmónica, que probablemente más de uno reconozca (aunque es algo menos conocido que los vistos en la Trilogía del Dólar). Y por último, el tema de Frank. En el duelo final entre él y Harmónica se mezclan sus melodías para crear uno de los momentos más épicos del western.
"- Usted le ha salvado la vida. - No he dejado que lo maten, que no es lo mismo."
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Por alguna extraña razón, yo siempre había relacionado a Bud Spencer y A Terence Hill con el cine del oeste cuando era pequeño. Probablemente fuera por la ingente cantidad de veces que repetían "Le llamaban Trinidad" o la película que ahora nos ocupa, "Y en nochebuena... se armó el belén". El caso es que salvo contadas excepciones como las citadas, estos dos actores no se dedicaron en demasía al western. No obstante, dejaron grandes clásicos, que si bien son parodias sobre el género más que otra cosa, son bastante disfrutables.
La historia narra el problema que supone para un hombre llamado Travis (Terence Hill) llevar de vuelta a casa por Navidad a su hermano Moses (Bud Spencer) por encargo de la madre de ambos. El problema reside en que Moses es un cazarrecompensas, y no tiene ningún interés en hacer que se cumpla el anuncio del turrón estas fiestas, ya que anda tras un peligroso criminal para cobrar la recompensa que ofrecen por él. Es por eso que a Travis no se le ocurre mejor idea que utilizar al criminal como cebo para ir conduciendo a Moses a casa y llegar a tiempo para Navidad.
La película fue rodada en 1994, y se puede apreciar que ninguno de los actores está ya hecho un mozuelo. Pero eso no es impedimento para que sigarnrepartiendo de lo lindo como nos tienen acostumbrados. En la película no faltan los clásicos golpes exageradamente sonoros de las películas de Spencer y Hill, acompañados del siempre buen humor que los rodea. Y como no puede ser de otra manera, no falta la mítica escena comiendo judías, claro está.
Una muy divertida película entretenida de ver y que es uno de los clásicos de estos actores, a pesar de ser una de sus últimas colaboraciones.
"- ¿Pero qué hacen? Las judías no se beben. - Ellos son capaces de todo."
Todos tenemos asimilado en nuestro subconsciente que un buen western tienen que tratar la historia de uno o varios tipos duros zanjando disputas a golpe de pistola, atracos a trenes, diligencias o bancos, persecuciones a caballos y una ambientación más o menos estándar, con desiertos interminables y pueblos de madera. Pues bien, con estas dos películas queda patente que podemos alejarnos bastante de los cánones preestablecidos y seguir navegando en las archiconocidas aguas del western.
RANGO
En esta película nos divertiremos siguiendo las desventuras de Rango, un camaleón doméstico un tanto paranoico, que termina convirtiéndose en el sheriff de un pueblo al puro estilo del oeste sin tener ningún tipo de aptitud para el puesto. No obstante, terminará demostrando que está hecho todo un héroe.
Rango es una divertida comedia que resulta de lo más refrescante en cuanto al género del antiguo oeste se refiere. No falta ni un solo elemento de los que hemos ido viendo a lo largo del ciclo en este mes: tenemos una buena música, un pueblo en mitad de la nada, un héroe venido a menos, e incluso persecuciones a caballo (pollos en este caso, pero eso es lo de menos). Hay continuas referencias a clásicos del género, como una pequeña ratita que se da un aire con la protagonista de "Valor de Ley" con sus trencitas. Y no hablemos del villano del film, una serpiente que a mí sin duda me recuerda a Lee Van Cleef en su papel del Sargento Sentencia en "El bueno, el feo y el malo"
Pero si hay algo por lo que merezca la pena ver esta película, son sus efectos especiales. Jamás había visto tantos detalles y tan bien cuidados en una película de animación. Es la ganadora del Oscar a mejor película de animación en 2012. Y es una justa ganadora. Muy disfrutable en todos los aspectos posibles.
VALORACIÓN: Recomendable
COWBOYS & ALIENS
Imagina que despiertas en mitad del desierto y no recuerdas nada de tu vida pasada. Imagina que además de ese problema, tienes un extraño aparatejo anclado a tu brazo. Y para colmo de males, eres un vaquero en el viejo oeste americano durante una invasión alienígena. Ese es el punto de partida de esta aceptable cinta de acción.
El argumento puede parecer algo absurdo, pero teniendo en cuenta que Hollywood últimamente apenas es capaz de crear historias, supongo que nadie se sorprenderá si le digo que la historia se basa en un cómic. Eso sí, en la gran pantalla resulta de lo más espectacular. Todo un blockbuster. Y si además contamos con estrellas de la talla de Daniel Craig, Harrison Ford y Olivia Wilde (la doctora trece en House), lo más probables es que la película atraiga el interés de más de uno, como fue mi caso.
Nos encontramos ante un efectista western con persecuciones y duelos, solo que en lugar de producirse entre mugrientos hombres sudorosos batiendose entre sí, se dan entre mugrientos hombres sudorosos contra criaturas del espacio. No es una de esas películas que cautiven al espectador, pero se deja ver. Y las explosioncitas de colores es algo que siempre funciona, por lo que en esta ocasión no iba a ser menos.
Cada vez que encarte, especialmente dentro de un ciclo, desde Kill Films propondremos sesiones dobles. En ellas nos encontraremos con películas que o bien se complementen de alguna forma, o por el contrario supongan una leve desviación en el camino que seguimos, pero siempre tratando de mostrar la mayor cantidad posible de puntos de vista a un mismo tema, ya que ese es el objetivo de este blog. Y es que a veces, tanto en el cine como en la vida, podemos aprender muchas cosas cambiando la perspectiva y dejando que nos salpiquen cosas diferentes, disfrutando sin duda de las nuevas experiencias.
Si hablamos de western hay que hablar de la trilogía del dólar. Y si hablamos de esta trilogía, lo justo es empezar por su director y su compositor. en llas fotos de arriba podemos ver a ambos: Sergio Leone, director de cine (Roma, 3 de enero de 1929 – Roma, 30 de abril de 1989) y Ennio Morricone, compositor y director de orquesta (Roma, 10 de noviembre de 1928 - actualidad). No creo que haga falta señalar que el de la izquierda es Leone y el de la derecha es Morricone. La batuta da una buena pista.
De la mano De morricone han surgido grandísimas bandas sonoras, como por ejemplo la de "Hasta que llegó su hora" o el archiconocido tema "Gabriel's Oboe" de "La misión". Pero si nos centramos exclusivamente en las tres películas de la Trilogía del Dólar, encontramos lo que para mí representa la esencia musical del western. Como ya vimos en Por un puñado de dólares, Moricone es capaz de potenciar una escena de tensión con su magistral música. Me apuesto lo que querais a que cualquiera de los siguientes temas lo habeis escuchado alguna vez y lo relacionais automáticamente con una escena de un duelo en el lejano oeste. He aquí una pequeña compilación de los temas de las tres cintas que nos ocupan en esta entrada:
- "Por un puñado de dólares": Se puede decir que la película tiene dos temas principales. El primero que escuchamos es más suave y podemos considerarlo como el tema del personaje:
El segundo tema es más épico y, como comentamos en su día, lo empleó Tarantino en su Kill Bill. Lo podemos ver en la escena en la que Budd dispara a la novia desde su caravana en el desierto. Adoro con toda mi alma este tema.
- "La muerte tenía un precio": En esta película aparece el silbido más famoso del oeste sin duda alguna.
En la película, la melodía del colgante es el hilo conductor de la narración, así que no puede faltar en este repaso. No he encontrado la melodía sola, así que teneis como premio el duelo final en el que suena, mira que bien:
- "El bueno, el feo y el malo": Aquí nuevamente Tarantino mete las zarpas para rescatar el tema de "el malo" e introducirlo en kill bill. Hay que reconocer que el segundo volumen es una mina para escuchar melodías de cine del oeste. Un gran homenaje de parte de Tarantino al género.
Para finalizar este apartado, otro extracto de la película, que seguro que la mayoría reconoce.
Después de esta introducción musical, podemos meternos de lleno en los pormenores de la saga. En primer lugar, creo que lo ideal es establecer el orden de visionado. A pesar de que Por un puñado de dólares y La muerte tenía un precio fueron rodadas antes (1964 y 1965), la acción de El bueno, el feo y el malo (1966) transcurre dos años antes. Según mi criterio, podemos considerar esta última como película independiente, y las otras dos como primera y segunda parte de la historia de "el Manco". Es cierto que en El bueno, el feo y el malo se puede dar a entender al espectador que el personaje de Clint Eastwood es el que posteriormente aparecerá en las dos entregas, por eso de ponerse el poncho al final. pero debido a que Lee Van Cleef interpreta a dos personajes bien distintos a lo largo de la trilogía (es más, SPOILER: "el malo" muere) es oportuno hacer dicha separación.
Esta trilogía se conoce como Trilogía del Dólar, porque es eso, el dinero, lo que motiva a todos los personajes en cada historia. También se la conoce como Trilogía del Hombre Sin nombre, en alusión a los personajes de Clint Eastwood, pero es del todo erróneo ya que en Por un puñado de dólares al forastero del poncho se le conoce por el nombre de Joe.
Como se señaló en las reseñas individuales, cada película tiene un argumento diferenciado, ninguna se continúa (salvo por la salvedad del personaje de El Manco). Pueden verse tanto en conjunto como por separado. Pero un consejo, si las vais a ver de una forma más o menos continuada, dejad margen entre los visionados para no saturaros en demasía. Lo digo porque un servidor acabó hasta la punta de la soga en más de un momento mientras elaboraba este ciclo de western. Es lo que tiene el cine del oeste. Es disfrutable en pequeñas dosis, pero en gran cantidad puede resultar indigesto.
Por último, habría que destacar que a Sergio Leone se le conece por ser uno de los principales del spaguetti western, término empleado para clasificar el cine de vaqueros, ladrones y demás parafernalia del oeste americano, pero creado, rodado o dirigido por italianos. A mí personalmente me parece una distinción un tanto ridícula, porque no creo que sean necesarias tantas subclasificaciones en un género tan particular y reconocible como el western, pero los académicos sabrán. Me resulta incluso despectivo.
Leone se emplea a fondo en los planos cortos. Esto es un detalle que se puede apreciar en sus películas conforme transcurren los años. Y esto quedó como uno de los detalles primordiales en el western. Planos cortos, silencios sepulcrales y buena música. Dos genios como Leone y Moricone dieron al western lo mejor de sí mismos, produciendo muy buenas películas que todos deberían al menos conocer. Ambos ya son parte de la historia del cine. y se lo han ganado.
Hasta ahora, como habeis visto, las entradas que se han publicado se pueden dividir en dos clases, las que van acerca del contenido del blog (como esta misma) identificadas con la etiqueta "Acerca del blog", y los pequeños comentarios sobre películas, marcados con la etiqueta "reseña". Ha llegado el momento de publicar otro tipo de entrada, el "análisis". En los análisis trataremos con más detenimiento algún tema concreto, ya sea un personaje, una saga, un estreno, un género... La primera de estas entradas versará, como no podía ser de otra forma ya que estamos en el ciclo de western, sobre la Trilogía del Dólar de Sergio Leone. Espero que os guste. Y si no... de momento no doy para más, espero mejorar el blog con el tiempo.
Última de las tres películas que comforman la trilogía del dólar de Sergio Leone. Para mí, al contrario que para la mayoría por lo que he podido leer en foros y otros blogs especializados en el género, resulta la más floja de las tres. Es cierto que tiene unos personajes mejor construidos. Es cierto que tiene mayor número de localizaciones. Es cierto que el argumento es más elaborado. Pero los 150 minutos que dura hacen que todos esos buenos aspectos queden en un segundo plano, centrándonos simplemente en un tostonazo. Lo siento.
La historia se centra en la búsqueda de un tesoro escondido en un cementerio. Los buscadores son tres elementos a cual menos de fiar: Tuco o "el feo" (Eli Wallach), Rubio o "el bueno" (Clint Eastwood) y Sentencia o "el malo" (Lee Van Cleef). Los tres se enzarzan en una carrera para lograr desenterrar los doscientos mil dólares de botín, formándose y desaciendose extrañas alianzas por el camino.
La película en sí, como ya digo, no es que sea mala, es que es pesada con cojones. Para mí, en una buena película del oeste tienen que existir tres cosas fundamentales: disparos, buena música y poca duración. Dos horas y media me resulta extremadamente excesivo para narrar esta historia, y eso hace que al cabo de una hora, yo me estuviera revolviendo en mi asiento las dos veces que la he visto. Aún así, la película tiene sus momentos, y creedme cuando os digo que son de los mejores que puedan existir en un western. El duelo a tres bandas de los últimos minutos es glorioso. Pero lamentablemente, la cinta en su conjunto es durilla de digerir, salvo que uno sea muy fan (que no es mi caso)
En este caso, ni Clint Eastwood ni Lee Van Cleef (especialmente este último) retoman sus roles de "La muerte tenía un precio", aunque el asunto del orden correcto de visionado de las películas de la trilogía, personajes, música y demás parafernalia es un tema que trataré en una entrada próxima, en la que analizaremos la trilogía del dólar, a su director y a su compositor. Será el primero de los espero muchos análisis que recoja este blog.
Si en este blog solo se valorara la impresión que produce la película, ésta se vería relegada a una nota tan lamentable como un "regulera", pero valorando la genialidad de las composiciones de morricone una vez más, esos momentos fabulosos que digo que tiene como a flashes en determinadas ocasiones y por lo que esta película supuso (y supone) para el género, vamos a dejarlo en un "aceptable" nada despreciable. Es irónico, pero para mi gusto, las películas van de menos a más calidad en esta trilogía
Extra: Que menos que dejar que veais al menos la mejor escena de la película, y ahorrar dos horas y media de lenta agonía.
"¿Sabes?, el mundo se divide en dos categorías. Los que tienen el revólver cargado y los que cavan. Tú cavas"
En la segunda película de la trilogía del dólar, rodada en 1965, apenas un año después de la inicial "Por un puñado de dólares" volvemos a encontrarnos un western clásico, solo que en esta vez está aderezado con más personajes y la historia es algo más compleja. El número de escenarios aumenta, pero el tono y la música mantienen el inconfundible estilo Leone-Morricone.
Se puede considerar una continuación de "Por un puñado de dólares", porque si bien no hay una referencia explícita a los personajes anteriores, Clin Eastwood interpreta al "Manco" (su personaje quedó herido en "Por un puñado de dólares" en una mano), lleva el mismo poncho verde y, que demonios, el verdadero título en italiano es "Por unos dólares más". No creo que haga falta ser miembro de la academia del cine para saber que esta película transcurre un tiempo después que la anterior continuando con las aventuras del "Manco". Pero en esta ocasión el protagonismo se lo reparten tanto Eastwood con Lee Van Cleef, otro de los rostros reconocibles del western, siempre con su bigote y su traje y sombreros negros.
En esta ocasión, los protagonistas son un par de cazarrecompensas solitarios, que aunan fuerzas para dar caza a "El Indio", un peligroso y sanguinario forajido recién fugado de prisión que pretende dar un gran golpe al banco del pueblo en que se encuentran. Dicho pueblo es, como no, El Paso, otro de los lugares que muchos piensan si hablamos de películas del oeste. Es casi como pensar en leche si te dicen galletas, o
Tenemos aquí una nueva genialidad bajo el tórrido sol del lejano oeste, si bien considero mejor su predecesora por su simplicidad. al menos es mejor para introducirse en el western si no se tiene ningún conocimiento previo y se busca un entretenimiento. Eso sí, si se saben apreciar este tipo de obras, es altamente recomendable. La música como siempre, un punto a su favor. El silbido que forma el tema central lo hemos tarareado más de uno. El final es de los mejores que he visto, tanto dentro como fuera del western.
"- ¿Algún problema, muchacho? - Nada viejo, que no me salía la cuenta. Ahora está bien"
Esta película, rodada en 1964, es para mí el más importante estandarte del western (dentro de mis limitados conocimientos del género). Era la época de máximo apogeo del cine del oeste, y Clint Eastwood comenzaba a despegar como estrella en estas lides. Sergio Leone iniciaba su trilogía del dolar (o trilogía del hombre sin nombre) y tuvo el acierto de hacerlo junto con Ennio Morricone como compositor y director de la banda sonora. El resultado fue esta genial película.
La acción comienza cuando llega un forastero, interpretado por Clint Eastwood, al pueblo de San Miguel. Una vez allí, los lugareños le recomiendan que se marche, ya que existe una disputa por el territorio entre dos familias rivales: los norteamericanos Baxter y los mexicanos Rojo. Pero el forastero ha venido a hacer una fortuna en la ciudad, y no piensa marcharse con las manos vacías. Faltaría más.
La música, si bien me parece fabulosa, resulta algo repetitiva. No está bien aprovechada la épica del tema central, ya que se abusa del mismo en numerosas ocasiones a lo largo del film y pierde parte de la gracia. Las trompetitas pueden resultar incluso cargantes, pero eso es más problema técnico del sonido de la época que fallo del compositor. Dios me libre de criticar a Ennio Morricone. Tarantino empleó el tema central en su "Kill Bill", en claro homenaje a este western (aunque no es al único al que hace referencia). Aqui dejo condensada la BSO de la película para quien le pueda interesar.
Como buen western, no podían faltar los épicos duelos bajo el sol. Aquí nos encontramos más de uno, siendo el último de ellos el clímax de la película. Es una de esas escenas que todos tenemos en el subconsciente, ya que forma parte de la historia del cine y la identificamos plenamente con el género.
La cinta tiene un ritmo rápido y la historia resulta ingeniosa. A pesar de que los años ya se notan, la película aguanta revisionados sin problemas. Es una de las mejores maneras de entrar en el mundillo del western, tanto por calidad de guión como de banda sonora, como por un Clint Eastwood representando uno de los iconos del cine, con su poncho verde, su puro y su sombrero. Muy recomendable tanto para fieles seguidores del género, como para profanos con curiosidad.
"Los Baxter a un lado. Los Rojo a otro. Y yo en medio"
"Ladrones de trenes" supone un western tardío, pero no tanto como "El jinete pálido". En la película podemos ver a un clásico John Wayne cabalgando en una de sus últimas apariciones en pantalla. A esas alturas ya tenía diagnosticado el cáncer que terminaría por consumirlo, pero eso no fue obstáculo para continuar con su carrera cinematográfica.
La historia se centra en la búsqueda del botín de un ladrón de trenes, cuya viuda decide contratar a la cuadrilla liderada por Wayne para poder limpiar el buen nombre de su esposo. En un principio surgen las típicas reticencias a llevar una mujer en la expedición, por el peligro que supone, por las incomodidades, y bla bla bla. Pero al ser la viuda la única que conoce el paradero del oro robado, no les queda más remedio que llevársela de excursión por las áridas rutas del desierto hasta llegar a la frontera mexicana. Por supuesto, por el camino encontrarán múltiples peligros, como por ejemplo el hecho de que los sigan los ex-socios del difunto ladrón que también quieren recuperar el botín, un misterioso pistolero cuyas intenciones solo se desvelan al final de la cinta o una mula tozuda cargada de dinamita que transportan todo el viaje y que solo aprovechan en los últimos minutos.
A diferencia de la primera película que vimos al principio de este ciclo, "Ladrones de trenes" sí nos da parte de lo que esperamos recibir cuando vemos una película de este género. La banda sonora es lo que uno espera escuchar mientras ve a unos jinetes sudorosos pasarlas canutas cabalgando hacia el horizonte y eso se agradece. John Wayne hace tanto de borrachín pendenciero como de líder de cabeza fría según le convenga al guión. Guión que bien es cierto que tiene altibajos, pero que nos da una historia que en su conjunto entretiene. No llega a hacerse pesada porque apenas llega a los 90 minutos de duración. Pero sin duda el punto fuerte de la cinta es su final, que deja un regustillo interesante y le da ese punto que la distingue de un western más.
No es una obra maestra, pero cumple con su cometido. Es la típica escena que uno se encontraría un sábado de agosto por la tarde en cualquier canal de televisión de estos que no están entre nuestros preferidos, pero que existen y algo tienen que poner para entretener al personal.
"- ¿A dónde vas? - ¿A dónde quieres que vaya? A robar un tren"
Vamos a empezar el ciclo de western con un actor al que casi todo el mundo relacionará con el género, pero por tal de no empezar con el listón muy alto, no será con una de sus mejores películas. En "El jinete pálido", Clint Eastwood interpreta a un misterioso personaje llamado el predicador, lo cual ya es un avance respecto a su aparición en la trilogía del dolar como el hombre sin nombre. Pero eso ya es harina de otro costal y sin duda entraremos a analizar con más calma la trilogía de Sergio Leone más adelante.
En la cinta, el predicador recala en un asentamiento de buscadores de oro a los cuales una compañía minera está extorsionando por medio de la violencia para hacer que abandonen sus tierras. A pesar de que aparenta ser tan solo un hombre de dios, al bueno del predicador no se la da nada mal manejar el revolver, cosa que hará que el dueño de la compañía recurra a los tipos duros de turno para plantar cara al defensor, con el consiguiente duelo inevitable en los minutos finales de la historia.
Si bien es cierto que a priori el argumento no parece demasiado malo, la historia solo luce en los momentos en que el predicador aparece en pantalla. El resto del tiempo los personajes secundarios van danzando al son de la narración sin pena ni gloria y hay momentos en los que se hace algo pesada. Por tratarse de un western, este hecho podría ser incluso perdonable, pero el gran fallo de la película es su prácticamente inexistenete banda sonora. Fallo garrafal en este género a mi entender.
Pero también hay puntos fuertes, como el hecho de que la acción no se desarrolle en el típico desierto al que estamos acostumbrados. Además, el predicador es el terror de las nenas, porque causa sensación tanto en las maduritas como en las niñas de catorce años, que le declaran su amor a grito pelado mientras cabalga hacia el horizonte.
El jinete pálido no es un mal entretenimiento para pasar el rato, pero no es una película que merezca volver a ser vista, ya que se disfruta con la misma facilidad que se olvida. La película se rodó en 1985, cuando la luz de los westerns no brillaba con tanta intensidad como antes y comenzaba a apagarse, y eso se nota a lo largo de la cinta.
No sé si es por el calor, por las chicharras cantando, por el hecho de estar siguiendo "Infierno sobre ruedas" en Antena 3 o por las incipientes ganas que tengo de jugar a Red Dead Redemption, pero voy a dedicar el mes de agosto al western. Me parece lo más apropiado porque... ¿qué sería de las tardes de verano sin una buen (o mala) peli del oeste puesta de ronroneo después de comer para echarse una siesta? Es un método casi tan eficaz como tener puesta la vuelta ciclista. Pero como todo en esta vida, hay cosas buenas y cosas malas. Veamos si podemos sacar un poco de cada a lo largo del ciclo. Desenfundad, forasteros.
Las valoraciones son algo muy subjetivo, pero para entendernos ya que estamos en confianza, a grandes rasgos las categorías se dividirán en: imprescindible, recomentable, buena, aceptable, regulera, basura y crimen. Resulta evidente que la clasificación está organizada de mejor a peor. Y también resulta evidente que tanto vosotros como yo estamos deseando el día en que publique mi primera valoración en las categorías basura y crímen, pero tranquilidad que todo llegará.
Era de esperar que la primera película en ser tratada en este blog fuera esta. Como la mayoría sabrá, la película se estrenó en dos partes (volumen 1 y volumen 2), cosa que no fue capricho de Tarantino. Más bien fue idea de los distribuidores, que consideraron que una película de cuatro horazas era demasiada tela para que los no tarantinianos se atrevieran a ir al cine. No obstante, en Japón (y no sé si en algún otro sitio) se estrenó Kill Bill: The whole blood affair, que básicamente fue una proyección sin cortes de las dos películas, junto algún que otro detalle como por ejemplo la renovación de la escena en blanco y negro del restaurante, mostrando los chorros de sangre en todo su rojizo esplendor. Lo que debe quedar claro es que no puede verse una película sin la otra, ya que juntas conforman un todo espectacular.
La escena más famosa probablemente sea la del citado restaurante, que se puede ver en la imagen superior. Yo mismo no pude resistirme a comprar un cuadro con ese mismo fotograma en una visita a Londres y desde entonces adorna mi habitación desde un lugar preferente. La historia se centra en la sed de venganza de "la novia", una mujer a la que un escuadrón de asesinos le dio una paliza teóricamente mortal el día de su boda. Kill Bill significa "matar a Bill", pero también significa "saldar la cuenta". Un doble sentido que viene al pelo. No voy a dar más datos sobre la película, porque quien la haya visto no los necesita, y a quien no lo haya hecho le voy a convencer de que la vea por otros caminos. Es una sensación tan especial el ir descubriendo como avanza la historia y ver como se revelan los puntos clave que no me atrevo a escribir más de la cuenta.
La historia se divide en una serie de capítulos, muy del estilo de Tarantino. Cada uno cuenta un pequeño pedacito de la trama, que por sí mismo ya es una joya. Respecto a los actores, me quito el sombrero. No hay ninguno que no borde su papel. Y eso en las películas de Tarantino es muy importante, ya que los diálogos uno de los pilares fundamentales en los que se sustenta todo. Uno puede pasarse veinte minutos viendo a varios personajes hablar y creer que han pasado tres. Pero por supuesto, el mejor argumento para ver esta cinta es sin duda su banda sonora. Yo considero que es al menos el 50% de toda la película. Da el dramatismo necesario en el momento justo. es épica, emotiva y encaja como un guante. Tarantino expolia las bandas sonoras de otras películas, principalmente westerns, pero lo adapta a su obra de forma magistral. Una buena banda sonora da muchos puntos a una película, y esta es la mejor que he escuchado jamás.
Tanto si te gusta la épica, las aventuras, el drama, la acción, el manga, el western, la buena música y/o el buen cine, esta es tu película. Y si no, también, porque Kill Bill es una forma maravillosa de abrirse a nuevos géneros a través de sutiles pinceladas. Es necesario que veas esta maravilla por primera, segunda o enésima vez, porque esta cinta nunca caducará. Tarantino sabe lo que hace, y lo hace muy bien.
"Esa mujer se merece una venganza, sí, y nosotros morir. Aunque ella también, así que... ya veremos que ocurre, ¿verdad?"