La mejor de las tres películas puramente Python sin duda alguna. Es la mejor hilada, con cierto sentido de principio a fin, aún manteniendo su clásico estilo de gags disparatados. Si en "El sentido de la vida" su habitual crítica a la sociedad resultaba insulsa y forzada, aquí no dejan títere con cabeza tanto en religión como en política y hay palos para todos los gustos. Yo personalmente soy partidario de dar caña y respetar a todo el mundo según corresponda, nadie debe estar a salvo de la crítica o de las alabanzas, siempre y cuando sean merecidas.
Como bien dice el título (esta vez es de las pocas en las que respetan el original), seguiremos la vida de Brian, un niño nacido el mismo día que Jesús de Nazaret en el pesebre de al lado. Su vida estará plagada de problemas y acabará no muy bien, pero "siempre hay que mirar el lado positivo de las cosas".
Como colofón a esta gran obra, la canción del final es simplemente genial. Es tan conocida que me atrevo a hablar sobre ella sin miedo alguno, pero si hay quien no ha visto la película, ruego que deje de leer y la descubra por si mismo. Dicho esto, vamos a spoilear diciendo que cuando Brian está crucificado al final de la película, su compañero de la derecha empieza a animarlo cantando la genial cancioncilla "Always look at the bright side of life". Pocas veces me he sentido tan identificado con una canción, ni he visto el positivismo mejor expresado que con un coro de crucificados cantando alegremente. Es más, en un alarde de coherencia los Python la cantaron en el funeral de Graham Chapman, el actor y miembro del grupo que interpretó a Brian. A disfrutarla:
"Always look at the bright side of life"
VALORACIÓN: Recomendable
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