El tirón de Lost fue grandísimo. Épico. Casi irrepetible. De ahí que la gente empezara a buscar como loca una sucesora a la altura de la serie de la isla, el humo negro y movidas extrañas. Y la etiqueta se la colgaron a "Fringe", muy a su pesar. No sé si por ser un producto del no siempre genial J. J. Abrams, o porque era lo más raro que había en el momento de su estreno aparte de Lost, pero el caso es que la serie ha tenido que cargar con unas expectativas demasiado grandes y ha pagado el pato.
Un grupo especial del gobierno se dedica a investigar "casos Fringe", casos paranormales que se salen de lo cotidiano y que es mejor ocultar a la población. Un científico recluido en un psiquiatrico, su hijo y varios agentes forman la división Fringe, que tiene que lidiar con universos paralelos, viajes en el tiempo y movidas aún más extrañas.
John Noble le da el punto de calidad que hace que no considere la serie una mierda, pero he de confesar que con el paso de las temporadas la iba aborreciendo más y más. La quinta y última temporada es sencillamente un petardo innecesario y que rompe todos los esquemas anteriores. Por no hablar más de la cuenta no me voy a desahogar rajando de lo malo que me parece el final, pero ahí lo dejo caer.
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