martes, 6 de noviembre de 2012

Zombis nazis



Gran película de zombis que me enorgullece admitir que ví en versión original subtitulada antes de que algún listo se flipara, la doblara al castellano y la estrenara en cines cambiando su título original de "Dead Snow" (en realidad Dod Sno porque la cinta es noruega) por "Zombis nazis", en un derroche de originalidad y encefalograma plano.Antes de meterme en faena con el destripe (y nunca mejor dicho), lo advierto: si te gustan las películas de zombis deja de leer ahora mismo, vete al ordenador o donde sea y ponte la película. Luego vuelves y te echas unas risas, por supuesto, pero no quiero chafar las sorpresas a nadie. Dicho queda.


Ocho jóvenes van a pasar el fin de semana a las montañas. El grupo es el ABC de las películas de adolescentes en las que sabemos que va a morir hasta el apuntador, es decir: chico y chica deportistas, que supuestamente deberían ser los héroes, pero la primera la casca en los créditos iniciales; salidorro incontrolable, chaval con gafas con la cara de joaquín Reyes, friki gordo amante del cine, chica de pelo oscuro amante también del cine cutre pero que además está  inexplicablemente buena, rubia calladita y chica rastafari/ecologista. Ya tenemos unos firmes candidatos a ser despedazados.


La película empieza con unos zombis atacando a la chica deportista, que es la dueña de la cabaña a la que van los chavales y se iba a reunir allí con ellos. Empezamos bien, una menos. Pero esta ni cuenta. Una vez que están instalados en la cabaña, un extraño hombre aparece por la noche, se autoinvita a tomar un café y les cuenta una historia sobre un batallón nazi que yace enterrado en esas laderas, que tengan cuidado, que no tomeis drogas y que no mezcleis bayleys con cocacola que eso hace pasta y te dan cortes de digestión. Resumiendo, consejos prácticos. ¿Qué puede pasar? Pues que al rato de salir de la cabaña, el hombre precavido es el primero en cascarla, todo muy lógico.


Después de un ratejo, el chico deportista decide ir en busca de la chica deportista, que parece que tarda un poquillo en llegar. Los demás se quedan en la cabaña haciendo chorradicas adolescentes. En un  momento dado, el gordo friki va a la letrina de fuera de la cabaña para literalmente, plantar un pino, a lo que le sigue la buenorra para tirarselo sin piedad en la misma taza del vater. no tengo nada en contra de las pasiones incontrolables adolescentes, pero es que estoy seguro de que la mierda aún estaba echando humo mientras cabalgaban a lo loco. Total, que el gordo vuelve a la cabaña feliz y triunfador, y la buenorra se queda a hacer un pipí, porque ha sido todo demasiado excitante a la par que escatológico. ¿Qué pasará ahora? Pues que la lista que hace pipí acaba despedazada, pero antes de morir aparece cubierta de algo que en la penumbra de la noche no sabría decir si es sangre o mierda de friki gordo. Eso ya que lo decida el expectador.


Tras esta tragedia, los zombis hacen acto de presencia en todo su esplendor, atacando la cabaña y despedazando one more tiema uno de los chavales, en esta ocasión el premio es para el gordo. Pero al menos murió feliz. Mientras tanto, el deportista se ha caido en un hoyo, pobre hombre. Al amanecer, los cuatro de la cabaña deciden separarse (gran idea, genios). Dos irán a por los coches y otros dos se quedarán en la cabaña, resistiendo como numantinos. Los lisots que se quedan son los dos chicos, y las que salen por patas son las chicas. Éstas son perseguidas por los zombis, obviamente, y la primera en caer es la rubia. Pero ojo, explota una bomba y se lleva a dos zombis por delante. 2 de 1000, no está mal. Luego la rastas provoca una avalancha para sepultar a un zombi, algo estúpido, pero vale. Por lo visto le sale bien la jugada.


Volviendo a salidorro y Joaquín Reyes, se quedan luchando contra los zombis con las herramientas que encuentran en el cobertizo, regalándonos la mejor escena de la película. A partir de aquí todo va hacia arriba: masacre de zombis, automutilaciones y cachondeo. El deportista muere desmembrado, la rastas por un hachazo accidental de su novio Joaquín Reyes (no hay que acercarse sigilosamente a alguien que maneja un arma matazombis) y al salidorro se le enganchan las tripas en un árbol. Joaquín Reyes se salva en principio porque les da a los nazis su oro perdido, pero al final... la cascará como todos. Zombis 1, humanidad 0.


VALORACIÓN: Buena

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