viernes, 31 de mayo de 2013

The brain from planet Arous


Existen películas que hay que ver para creer en su existencia. Ésta es una de ellas. Puro absurdo que solo puede proceder de una noche de borrachera psicotrópica de los guionistas, de la demencia y poco prestigio que poner en juego del director y de la inconsciencia de los actores de meterse en tal follón sin saber lo que hacían. O sí, vaya usted a saber.


Unos científicos van a un desierto cercano a su laboratorio a investigar unas misteriosas radiaciones. Cuando llegan al lugar, un malvado cerebro gigante que levita (sí, habéis leído bien) toma posesión del cuerpo de uno de ellos, matándo al otro con sus rayos mentales. Es entonces cuando pone en marcha su terrorífico plan de apoderarse del control del universo. Menos mal que aparece un cerebro bueno (sí, lo habéis vuelto a leer bien) para pararle los pies, las neuronas, las sinápsis o lo que sea. Nada tiene sentido, pero mola cantidad de puro absurdo.


Le tenía el ojo echado a esta cinta desde que vi a un señor aporrear a un cerebro gigante de cartón piedra en el opening de la mítica serie "Malcom in the middle". Los años de investigación en materia cutrefílmica me han llevado a encontrarme con esta joyita surrealista, que he de decir que tengo en una edición fantástica editada por la distribuidora L'atelier 13. Pistolicas de plástico y botones que nos quieren colar como contadores Geiger, unas caras de estreñimiento cósmico cuando ataca con su mortal rayo abrasador el cerebro malo, un huésped perruno para el cerebro bueno y muchas mierdas estelares más, hacen que esta peli sea imprescindible para los fans de la serie B, o para quien quiera descojonarse una noche que esté aburrido.

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