Estamos ante la conclusión de la tetralogía Craig, que sin duda es la más coherente de todas. Pero el hecho de ser la primera "saga Bond" con continuidad no la salva de que se le vea el plumero a la hora de hilar las 4 entregas. La excusa ha sido bien sencilla: "los villanos de las 3 entregas anteriores forman parte de la misma organización criminal, SPECTRE". Y claro, para adornarlo todo con una atmósfera más épica y conclusiva, qué menos que enfrentarse al jefazo de los malotes. El Dr. Blofeld. ¿Os suena todo esto? Claro que sí, es el mismo planteamiento que en las primeras pelis Bond y las novelas. Es lógico seguir manteniendo el esquema, pero esperaba un argumento más sólido que condujera al mismo punto, dada la trayectoria que llevaban las películas de Craig.
Volvemos a estar en una entrega moderna pero repleta de guiños al pasado, en la que recuperamos a matones pintorescos al estilo Tiburón u Odd Job (y demonios, incluso un homenaje al Barón Samedi), coches armados y artilugios de la sección Q. Nuevamente es una película especialmente pensada para fans de 007 como un servidor, que a buen seguro disfrutarán de la cinta, si bien es cierto que nuevamente se peca de un metraje excesivamente largo.
En resumidas cuentas, una presunta conclusión más que digna a esta etapa Bond, que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos con dignidad sin perder su esencia. Y ojito, que el tema principal me resultó desconcertantemente bueno en el cine. Aunque raro es que haya unos títulos de crédito Bond que no me gusten.
VALORACIÓN: Licencia para matar
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