domingo, 5 de abril de 2015

La invasión de las chicas abeja



Ya ni recuerdo cuando escribí mi última entrada en la gloriosa sección "Peliculas destripadas", pero Dios sabe que esta película lo merece. Muertes chorras, héroes pánfilos y pezones como si de una peli de Pajares y Esteso se tratase, no sé que cojones más podéis pedir.

Comenzamos con una intro que a mí al menos me resulta simpática. Una musiquita con un coro que intenta imitar el zumbido de las abejas se intercala con la narración de la aparición de una serie de cadáveres. Todos con las mismas características: varones sin problemas cardiacos que parecen haber muerto por un exceso de entusiasmo practicando el acto sexual. O lo que viene siendo que se han muerto por hacer demasiadas guarreridas españolas con el fistro diodenal y abusar de la caidita de roma, para que queda mucho más claro.

Visión multiorgásmica

Si fueran panaderos o carteros, la cosa habría quedado en un misterio curioso, pero como son científicos de una empresa gubernamental, hay que mandar a un investigador tontuzo para que meta las narices en los asuntos del pequeño pueblo. Desde ya tengo que confesar que ese panoli es el supuesto héroe de la cinta, pero ya iremos viendo poco a poco que no las ve venir ni de puta casualidad.
Muy despierto no parece el chaval
 
Una vez en el pueblo, nuestro héroe se alía con el jefe de policía local, y visita la empresa para ver que demonios ocurre. Aquí nos encontramos con la escena más realista de la cinta: la primera entrevista que hace a los miembros de la compañía es en el bar. El concepto de científicos borrachos es algo que manejo bastante bien, porque digamos que al ser uno de ellos puedo dar fe de que eso pasa. Igual no en mitad de una oleada de asesinatos, pero demonios, nos gusta tener una jarra de cerveza en la mano, no lo negaré. Además de eso, nos presentan a la abeja reina, una científica milf que con sus gafacas de sol en interiores ya nos empieza a demostrar que o bien es fan de Torrente, o es que las chicas abeja tienen unos ojos más que sospechosamente parecidos a los de los insectos.

Ojazos

Mientras estamos de entrevistas y demás, siguen produciéndose muerte, a cual más estúpida. Me veo obligado a hablar de los motoristas en bolas, porque eso es demasié pal body. Cuando los ves en pelota picada en la moto ya sabes que algo va a salir malamente, cosa que se confirma al retozar por un prado verdoso y escucharse los consabidos zumbidos abejiles.

Más vale que la suspensión de la moto fuera buena

Volviendo al pueblo, nuestro héroe ha trabado amistad con una componente del equipo científico y se la lleva a todas las escenas del crimen. La última victima resulta ser un profesor que tenía una teoría sobre estas muertes, y al que parecía no afectarle los encantos de las hembras zumbonas. Y no le afectan porque digamos que prefiere la compañía de varón. Vamos, que es un tipo sensible, que le gustan las pelis de gladiadores, que se perfuma más de la cuenta... Que si, vaya, que es maricón perdido. Y digo maricón, que no homosexual, porque para que quede claro hasta que punto es una locaza, más adelante descubriremos su habitación secreta.

Las muy apenadas chicas abeja en el funeral de Dr. Locaza. Bien podrían ser viudas negras en lugar de abejorras

Pero volviendo a la escena del crimen, nuestro héroe decide hacer una llamada importante, y deja sola a su nueva ayudante en un callejón oscuro frecuentado por gañanes. Sí, así es nuestro amigo. No sé porqué se sorprende cuando, en un intento por enseñar más teta por parte del director, hay un intento de violación totalmente gratuito, y hay que liarse a hostias en pleno callejón. Por suerte, los malosos son menos ágiles que los esbirros del villano de turno en una peli de James Bond, así que su carencia de psicomotricidad es su ruina. Mientras tanto, van cascando más maromos por el laboratorio.

Qué bonito el matraz haciendo como si fuera la po.. Ya os digo que no es normal ver en un laboratorio al aire una cho.. Raro es que no hayan hecho más planos de pe... Necesitarían presupuesto para otras escenas, supongo.
 
Por fin nos vamos acercando al final, cuando el investigador decide dejarse de hacer gili e ir a investigar a la casa del científico marica, para descubrir (tras una ingente cantidad de libros guarretes) un botón secreto que abre un pasadizo secreto lleno de juguetes sexuales, unicornios, estatuas fornidas y pieles de leopardo. Tan chulo es ese escondite que tiene a su novio guardado en el armario (fíjate tú, que cosas). Hay un amago de pelea patética y santas pascuas.

Una cucharadita solo, que verás que rico
 

Finalmente, tras juntarse con los científicos supervivientes, trazan un plan para tratar de desenmascarar a las sensuales chicas abeja, no sin que antes mueran otros tantos científicos, drogados con azúcar de milf y secuestren a la novieta del protagonista. Una vez secuestrada, quieren convertirla en una de ellas, como hicieron con la viuda del primer científico en una escena que ocupa el 20% de metraje. Dicha escena, sueño de todo pajillero pero que acaba convirtiéndose en pesadilla, consiste en que 4 o 5 señoras retrieguen un potingue blanco por el cuerpo desnudito de la señora, la metan en una máquina infernal que hace pitiditos y tiene luces y salga convertida en una maléfica chica abeja. ¿Qué en qué consiste tan gloriosa transformación? Pues en que entró despeinada y sale con una permanente. Gloriosos efectos especiales.

No se vaya a quedar alguna parte sin untar

Por suerte, el héroe de chichinabo llega en el último momento para salvar a la chica, dar matarile a las abejorras y ver como la abeja reina muere entre pellizcos a su propia cara por efectos de una radiación de no se que movida.

Ingeniería teto-abejil puntera (o putera, según se mire)

Total, que ahí está la peli. Tetas y absurdo por doquier, para quien guste. Se dice, se comenta, que era una parodia del cine de serie B, pero coño, les quedó tan bien que parece que es realmente una puta mierda. Bravo.

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